20/6/09

II.

Es el lenguaje un método de dominación. Yo habría vomitado, podría haberlo hecho la última vez. Pero no. La sudorosa piel que por entre los labios rozaba, empapaba de un tufo oloroso todo lo que en mi rostro podía, sabía oler. Porque los sabores se habían vuelto la crudeza de una carne en mal estado. Pero así me mantenía. Podría haber vomitado, pero preferí no hacerlo. Él gustaba sacudirse lo menos posible, acariciar con su didactismo mi piel, logrando así la tersura de músculos ajados por el ejercidio. Pero luego, luego lo evité. Me corrí antes de tiempo. Habría vomitado de tan sólo sentirlo erupcionar, bajo mi lengua y entre los dientes, rozando las encías y deslizándose con la ferocidad del volumen hacia mi garganta, empapandome la cara a fuerza de una imposición . Porque fue él quien me enseñó a hablar, a escribir.