19/6/09

I.

Del juego de reflexiones. Con los dedos sucios de tanto cambiar de lugar las cosas. Así me acaricié al acariciarte. A lo lejos, en la pantalla, en la imagen que tengo guardada ¿de tus piernas?, ya no lo recuerdo. Pero con la negrura en la piel me desvestí y pisé con frialdad el invierno en el suelo. Volví a nacer. Dentro de horas volveré a nacer. Ahora sólo pujo por salir a la muerte, que es nacer afuera, que es no tener dónde volver. Metafísica la pena que me ahoga, soy la búsqueda del capricho indiferente, ese que me sostiene en la publicidad del medio, en la intimidad donde nadie me puede absorver. Ella se ocupa, y él me sonríe, y ella con la vista al frente me convida de una miseria que temo conocer, que no temo conocer. Luego él me invita, luego ella me abraza, luego él me obliga y la memoria colapsa sólo porque me gusta recordar lo que invento. Los sueños sólo son el film de la ficción que inconsciente tramo. No puedo no creer en el guión, no puedo no vivir en la ordenanza de un proceso eterno y sin explicaciones, que me sujeta contra una pared o sobre alguna grada, y apuntando con el dedo a una mujer rubia que también podría ser una nena, que medio vestida camina entre las sombras de los que acusamos y se para frente al vidrio para despedirse del mañana.

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