28/4/17

Todo ha caido, nuevamente, en un estado de confusión plena. La ficción parece reinar hasta la naturalización, y aquello que atraviesa al imaginario no es posible determinarlo parte de lo que se llama real, o no. Hay una despersonalización que ocupa los rincones. El pasado me cruza de espaldas sin reconocerme y no hay noción de veracidad en un abrazo, un olor o una charla. No hay siquiera interpretaciones diversas sobre algo, sino superposición constante de niveles de realidad que me hacen dudar del estatuto de lo que veo como aquello que es. Es necesario dormir.

No hay comentarios: