4/9/15

Notas de lo posible II

El tiempo como el modo de ordenamiento interno y externo trae consigo la pena del anclaje, así como el aliento de la liberación.  En una postura de aferramiento al puro arbitrio, respiramos con calma cuando nos vemos en oposición al reloj impuesto sobre lo que comúnmente llamamos "la gente". Crear anima a la liberación porque desembaraza de rótulos las marcaciones horarias. Así,  la fichada de entrada y de salida puede volverse paréntesis si el animo creaciónista no repara en el manto carcelario que el mercado bien disimula. Aunque presos de la aceptación, reparamos en un labio invertido,  en un verbo entonado, en un matiz o una sutil representación de lo absurdo. Y respiramos.  Aceptar el tratado por conveniencia, volcarse al reloj de pulsera cuya valuación esta mediada constantemente por ese mismo tratado que nos conduce a aceptar pagar, comprar, ponerse, cargar e imponer. La hora que pueda apreciar será la hora cierta, la hora de los relojes, de los ocasos, de los besos o de algún silencio bien articulado. Entonces, tambien,  será la hora de la libertad cuando el agua brote y el miedo nos obligue a la separación.  La abstracción, como tanto más, nos ayuda a sobrevivir. A ser supervivientes.

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