8/6/15

No alcanza la vista ni el recuerdo ante el acantilado. La poesía podría transformar el mundo, si pudiera primero transformar cada mundo. El universo que contemplo al cerrar los ojos y dañarme el pecho, al inhalar el humo y ansiar (...) Algunas cosas no han de ser dichas. Algunas cosas han de ser vistas. El universo que contemplo debe hallar el quiebre, en la grieta nacerá dios, en la grieta brotará mi flujo, mi espina, mi océano sólo mío. En el dolor de una ansiedad canival la poesía habrá de transformar el mundo que poseo, que construyo. Y en la graduación del tono, en la selección del verbo, cambiaría la forma de todo si le permitiera libertad real. Escribo sin saber qué estoy queriendo decirme. Este espacio es el que ofrenda honestidad al cuerpo que cargo fuera de aquí. Entonces quisiera entender, brotar, volar. Dónde poder estar. Dónde poder decir, entonando al silencio, el poema del miedo. La mañana es limpia, ha de limpiar.

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