19/4/12

de-volver

Creo que no me tengo que dejar engullir por un trueno sutil, la luz de agua que caiga previa a su propia caida. Creo que no tengo que caer en garras de tela, en sueños tan necesarios. El cuerpo habla, claro, habla el idioma de la carne. Pero yo fui vegana, yo fui alguna. Hoy no entiendo el lenguaje del cuerpo porque coma carne, porque tenga que comerla. Hoy entiendo el lenguaje del latido, del sutil latido de lo milimétrico. Pero creo que no debo alejarme de esta silla aunque duela, aunque la espalda duela, aunque la carne duela. Creo que es ahora cuando la ventana del libro se entreabre y me dice "el tiempo", claro, el tiempo. Otra vez vuelve a pasar, es el tiempo, es mi carne en el tiempo es su idioma imposible es el trueno y es el agua de una ducha que no lava que no va a lavar ninguna mancha de sangre. Toda yo coagulo mi existencia, toda yo caigo ante mi me abrazo me duelo, toda yo estoy. Toda yo me imploro paciencia, mujer, paciencia porque sí, porque hay una espera que es la del latido, que es la de engullir carne y más carne cada tarde cuando cae el sol y los truenos vuelven a jugar en el techo del cuarto. Por la noche se escuchan sus ruidos a sexo. Por la noche los escucho gemir, mojar mi cama, lloverme. Toda yo abierta de manos de pies de piernas de brazos de sexo toda yo latiendo al calor de truenos que me mojan que me dejan sola. Creo que tengo que callar. Creo que tengo que cenar ahora.

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