obligarme a la desidia
de esa obligación de techos y medidas
donde la aguja es el espacio
de un estómago o la repulsión
del petitorio pero
obligarme a la desidia
y no poder renunciar
al cairel de los ojos que callan
cuando en la virtualidad del respiro
todo calla.
Esperar a que la excusa valga para todo
mientras se arrastran las suelas de los libros
y se pide:
carta documento fechada el 16 del seis,
que se termine, por favor, que se termine.
2 comentarios:
Tomo tu aguja y hiero
los ojos que callan
y de su sangre mana
la cortina de ceguera
que te muestra
oculto, taimado,
triste tras las bambalinas.
Abrazos,
sí, por favor.
que se termine.
quiero mi libro de vuelta.
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