3/11/09

Como un prólogo que justifica, nunca creí en ciertos modos de explicar ausencias o presencias. Sólo son eso, una respuesta a algo, a muchas cosas. Hace no mucho leí un post en un blog de los que sigo, y sobre su ausencia explicaba que estaba acumulando. Esto es también un poco eso. Mi vida es de un acumular incansable de todo lo que alcanzo con los brazos, y lo que no también. El afán por ya no perder más nada, y aún así continuar la búsqueda. Tener un lugar al cual volver, un espacio (tan virtual como este) puede ser también un modo de cierre. Así como la publicación obliga a abandonar toda corrección futura, subir algunas cosas a un blog puede significar lo mismo. El acto electivo por excelencia: cerrar ventanas para quedarme sólo con algunas abiertas. Quizá, si me lee quien yo quisiera que me lea (esa particularidad del recorte! qué maravilla el lenguaje que puede interesarnos de tal modo!), todo cobre algún sentido. Mientras tanto, ahora escucho ésto.



(Léase como parentesis dentro de lo que conforma a esta especie de blog que busco recuperar)

2 comentarios:

Ignacio Reiva dijo...

Querida Bele, una ausencia que se prologa es una ausencia condenada a un epílogo. Un gran beso.

Nadar sin agua dijo...

"El vacío interior es una catapulta hacia el exerior" oía por ahí, pero creo también que somos habitados, que lo que nos habita se desparrama, que no hay cierre, sino el incesante vibrar de las jabalinas que se lanzan, en tierra de otros, en lo que no nos pertenece. Así el ser en apertura se asume como gesto siempre inacabado. son muy buenas tus poesías, gracias por dejarlas ir!