26/6/09

Hay otra mitad en mí

que está muriendo gangrenada.

Una hermana me saluda

al caer la noche y volver

la mirada por las horas

y saber que yace unida a mí.


Es la mitad en que reflejan

las palabras que callaron.


De la palma mana vida

que se perdió en la cartuchera

de balas con las que hirió

al perro que la mordió antes de nacer.


Tenemos aún los dientes marcados

ella en el cuello,

yo en otra parte.


Su pútrido color

Impregnó de olores las sábanas.


Por las noches me lame / se lame

la herida del perro

para sanar la carne

que ya no sangra.


No tiene manos para tocar

la otra mitad de su cuerpo.


Mi hermana se está muriendo

gangrenada y violácea

sonríe cuando ve amanecer,

y sonríe cuando llueve de tarde

cuando recuerda que nació

del mismo huevo

en que su hermana murió

al parirse primera.

No hay comentarios: