19/11/16

Ansía

Ya no leo. El pecho me galopa y duelen los intestinos al tiempo que la garganta. Hay asfixia física, los órganos no logran salirse de sí; hay desesperación contenida en compresión dentro de un frasco de boca ancha. Las manos tiemblan pero el pulso está bajo control porque todo está bajo control. Nadie lo notaría si no fuera porque lo digo. Mejor me conocen quienes me ven a diario, que quienes me conviven.
Se nos nota la desesperación. El vomito que busca salirse de su cauce. El cuerpo esta encallado. Me descubro deseando un fármaco que me ayude a controlar mis impulsos de ser. La sensación de necesitar bajarlos a un control pedestre, material, estable en su moderacion porque solo imita la forma perfecta del prototipo. Quiero reirme de cualquier cosa porque tengo el alma en paz. No siento paz.

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