13/10/16

Adentro

Mis ganas ni son puras ni son ciertas. La puridad es sólo una palabra. No hay nada que tiemble. Mis ganas son de meterte. Meterte bien adentro hasta que el cuello se ahorque, hasta que el aire  cueste. Meterte hasta el fondo donde hay charcos y está oscuro y se escucha bien fuerte como laten las tripas. Porque las tripas laten en los dedos y en las rodillas, en los ojos ahuecados, en la garganta seca. Las tripas laten en todo el cuerpo y si te metes bien adentro escuchás hasta el ronquido del estómago muerto de hambre, el agua que cae. Adentro está latiendo todo y no es porno, no es carne, no es abertura húmeda y lengua intacta. Es que me duelen las palabras que dicen "carne" y no hay sabor entre los labios. Me duele decir "sed" y no beber ni una gota, pronunciar "dolor"

y abismar el llanto.

Tengo ganas de meterte adentro porque adentro está el huevo, el quiste, el enmascarado que disimula ser savia y es cancer rugoso, ampliado. Venite adentro y tocá sus bordes, se humedecen las yemas cuando hay sangre que no es sangre sino un fluido agreste, silencioso y expansivo que te mancha y te toca y te toma hasta la palma. Todas tus manos se pueden volver mias porque adentro tocan el quiste y así les sobreviene el contagio. El cuerpo está caido y las tripas latiendo y la piel te nombra pero no es porno no es abierto no es saliva no es este grito ahogado que imagino para olvidar de qué hablo. No es carne porque la carne engaña, la carne limita. Es que el cuerpo sometido al reloj y al viento se empapa de lluvia veraniega y la humedad atrae tantos mosquitos canibales como hombres canivales como pieles canivales como yo, canival. Arrasarme el cuerpo que quizá, adentro, haya algo que salga y diga.

Metete adentro; abrime; rompeme; que tengo un nombre cierto a la espera, que tengo el quiste como núcleo a la espera. Metete adentro y reposame, que hay siestas que son el fin del mundo y hambres que son de nada.

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