19/7/16

Mismo - nota en viaje

No puedo escuchar con claridad. Los recuerdos de un pasado inmediato, horas de hace un rato, solo me devuelven lo difuso de dos oídos que distorsionan la traducción. Estoy ensimismada en esta realidad, en esta nación de tres que somos. No quiero que acabe el domingo, aún cuando sea uno de los días que empapa de melancolía los rincones de mi que no controlo. Ni aun puedo evitar distorsionar, empapar de ruido esta escritura. Las ojeras, lo sé, están marcando su peso oscuro sobre el teclado. Recuerdo que tengo esta marca en el vientre, las plantas de los pies amarillas y los abrazos de mi hija helada en noches de julio. Lo inmediato devino en recuerdo y ya no puedo abandonar lo narrado. La inflamación, los ojos rojos, dedos torpes intentando encontrar en el ocio algo que trascienda de igual modo que lo otro. Poetizar al cuerpo, pintar de azul el pecho, acariciar el vientre con mis manos y las suyas. Que esta nación de tres tenga su ventana por la que sepan filtrarse los aleteos del verano. El mar siempre va a estar esperando, el miedo es tan solo un espejo de la posibilidad.

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