16/8/14

Tengo la rabia infundada de quien encuentra el filo y lo emplea. No pertenecer. No comprender el tiempo sino saber que no habrá gloria si no es la gloria el deseo. Apelar a la piedad; anhelar la contemplación del mundo que acontece, sin más accionar que el del parpadeo. Tengo la rabia de quien escupe espuma, de quien encuentra el filo y, en sí, lo emplea.

Todas las palabras se parecen a las hojas mecidas por el viento. Todos los poemas son como árboles. Sus raíces se presienten.

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