26/11/11

caber en la palma, caber
en la voz del que devuelve
la voz como reflejo especular de
mi intuición más pura.

Brotar de mí raices, aperturas
fotosintéticas que digan
cómo me llamo, que anoten
en cada hoja mía
          /un número;
contabilizarse en cada pisada
sobre la tierra fértil del norte.

Cerrar los ojos para dar
voz pura a la apertura de mi estar
patente subjetivo en cada
carne, cada comida de otras carnes.

Andar, lenta, por un devenir
restricto, por un constante simbólico que
dice hacer de mi andar
          /lo esencial.

En la quietud de la tarde
me concibo, también,
          /primero.

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