20/4/11

Dudo mucho que haya hecho lo que tenía que hacer. Me estaba esperando. Se durmió esperándome. El jugo añejo empapó sus pieles;

me miró al llegar, al despertarse. Hola. Hola, respondí. Entonces.

Duerme sutil envuelta en mi carne. Me arranca el pelo en alguno de sus sueños. Seré la viuda de sus fantasías, seré el remanso.

2 comentarios:

Virginia Prieto dijo...

que lindo lo que escribiste

Anónimo dijo...

el sueño requiere de remansos donde descansar de tanto sueño. Delicioso.