21/3/17

                                                                      a Mauro

Se ha normalizado el acontecimiento. Las palabras viajan a una velocidad que se encripta por la incapacidad de inteligir el cómo. Ya no hay estructura que resista. Cada una de las palabras que escribo viaja, se desvanece, para reaparecer invertida, traducida, mutada. Entonces, ¿qué sentido tiene escribirte una carta? El futuro es una promesa terrorífica, es una novela de Philiph Dick en la que todos devenimos en alienados sujetos sumidos al horror de vivir bajo un control expuesto, solapado su rostro pero clara su dominación. Hoy el poder es un constructo fantasmático, hoy decidimos mirar hacia otro lado, guardar la fe, creer que nada de todo esto ha sido pensado previamente. No hablo de Dios, hablo de nuestras propias manos que fueron capaces de imaginar el horror, y reproducirlo sin limitación, sinverguenza, sin empatía. Cada uno de los instantes en que nos juramos libertad, estamos siguiendo el libreto escrito por dioses de carne y hueso. No hay historia del pensamiento que pueda negarlo. Aún nos soñamos libres, y por soñar tal libertad es que seguimos intentando romper, salir, vibrar. Vivir consiste en eso, en creer que hacemos la revolución desde este lado del mostrador, aún cuando siempre vayamos a estar del otro. Entonces, ¿para qu´pe escribirte una carta? Hay un hijo formándose en mi vientre, tengo la tripa repleta de jugo, de sal, soy yo misma el caldo de cultivo de una entidad que ha de mirar, de beber, de mascar, de sentir y llorar. Una vida que va a aprender a tener miedo, a dar amor. Vivimos bajo el libreto de dramaturgos que sólo podemos imaginar, y aun asi, elegimos dar vida, creer que en cada beso que nos damos, en cada palabra que no decimos para evitar herir al otro, hay una luz que se filtra y que nos permite respirar un poco más hondo cada vez. Entonces, escribir una carta no es más que esto, que encender la linterna en la cueva nocturna, que intentar que la saliva no caiga, que la mano sostenga, que el miedo exista, y que podamos vencerlo. La red se teje con hilos de plata. La red se teje con sangre y fe.

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