1/5/10

la opacidad de las formas se proyecta
sobre mí, sobre mi sombra
se extiende hasta el silencio
        me nombra/
cada cuerpo la instancia
del deseo donde reproduje
toda caricia hasta la saciedad
        bebí la sed
de los silentes y dormí
sobre el abdomen de carnes viejas
        hasta soñar
una caja una mañana un otoño
entrepierna cruzada por el desgaste
algo latiendo, en el fulgor de mi pena,
algo latiendo...
despertar entre muertos y ser una más
del montón, del simple montón.
la unidad reflejada en sus huesos:
yo, una huella.

1 comentario:

Ignacio Reiva dijo...

Bele, naciste para ser camino y no huella, por eso sentís que te pisan. Un gran beso.